12.11.14

Ghostwriting

Poema de Frida Kahlo
a su gran amor


Mi grito de dolores
nació en tus labios,
se hizo pincelada en mi piel
y ahí te consagraste
como mi serpiente emplumada.

Me inmortalizaste
en un fresco de luna
y en el amor,
a pesar de todas las lágrimas
que disolví por ti
en mis óleos.
Reflejarme en tus ojos
fue contemplarme en el más vasto océano
de la imaginación
y ahí nadé para buscar tu precisión,
ahí aprendí a columpiarme
en las raíces de mi tierra,
y a beber del rocío
como si fuese tequila.

En ti encontré piezas de mi cuerpo
y desde ahí pinté
muchos
de mis autorretratos.
Fuiste siempre mi Dahlia y mi Jaguar
y aunque nunca emergieron tus chillidos
desde mi vientre,
debes saber que sí se fusionaron,
y reverberan nuestras voces
en nuestro continente
con todo el vigor del Popocatépetl.
Hoy seguimos vivos
en escuelas, en grandes museos,
en cuadros y en murales,
y en la lucha incansable
que despierta los sueños
de los justos.


Por eso, serás siempre mi Dieguito.

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